Los hechos y/o personajes de esta obra son ficticios, cualquier similitud con la realidad es pura casualidad.

viernes, 13 de diciembre de 2013

1

- ¿Cómo te gustaría morir?
- Luchando.

Hay un televisor que pasa pequeñas letritas que se deslizan hacia arriba sobre un fondo totalmente negro. La película ha terminado. Una gota de helado derretido se desliza por la cuchara que cuelga de la mano de Claudia y cae al piso. Claudia se ha dormido. Y durmiendo, sueña.

Comienza a caminar por un pasillo de piso blanco, prístino. Con paredes absolutamente lisas y blancas también. Al fondo, la espera una blanca puerta, con un aura negra. Claudia avanza. No huele nada, no oye nada, siente un poco de sabor a helado en los labios.

- ¿Estoy soñando o ésto es real? - Duda.

La puerta se abre antes de que ella siquiera estire el brazo para abrirla. Desde dentro, a borbotonoes brota oscuridad. envolviéndola como una hiedra. Claudia intenta zafarse pero se da cuenta de que los brazos no le responden, o más bien: no tiene brazos. No tiene cuerpo.

Las sombras se tragan a Claudia.

- Hola Claudia... - Truena una voz.
- Voz? - Pregunta Claudia.




Natalia se agarra la boca con ambas manos. De todos lados, como hormigas, comienzan a brotar personas, con armas de fuego. Muchas armas de fuego. Estallando. Contra ellos.
 Casi como una coreografía ensayada, los receptores pasan al centro del grupo. Santiago levanta  una muralla semi-circular de tierra de dos metros de alto, envolviendo al grupo que está a pie, aunque dejando fuera al auto de Mauro, cubriéndolo de los disparos que llegan desde el ala Este. Marino corre hasta Tatiana cuando la pierna izquierda de ella estalla en sangre. La abraza.

¡¡T Pafff!!

Están en el centro de la defensa que Santiago mantiene en una mitad y Aylén en la otra. Tatiana cae al piso. A Marino le tiemblan las ensangrentadas manos. Mira la herida, es profunda. Se arranca la remera de un sólo tirón, envuelve la pierna de Tatiana y hace un nudo con fuerza.

- Marino...
- ¡No me jodás ahora!
- Estás sangrando...

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- Sí, Claudia. soy aquella voz de la casa de Macarena, me recuerdas?
- Sí. sí te recuerdo.
- ¿Tienes alguna idea de quiénes somos?
- No... los conozco?
- Posiblemente... yo soy El Tiempo.
- El tiempo?
- Exacto.
- ¿Cómo "el tiempo"? - Dijo sin emitir sonido alguno, Claudia.
- El tiempo, el mismísimo tiempo.
 - O sea que podés controlarlo a voluntad?
- Exacto
- Y podrías detenerlo ahora mis...
[...]
-Sí, puedo. Pero tú también eres parte del tiempo, así que no podrías darte cuenta de que lo he hecho.
[...]
- mo? Porque eso sería genial!!
- Sí
- ¿Podés hacerlo?
- Ya lo hice.
- ¿Eh?
- No lo comprendes?
- ¿Y podrías volver el tiempo hacia...
[...]
- Sí también puedo.
[...]
- O sea que podés controlarlo a voluntad?
- Exacto. Acabo de traerte de un futuro próximo.
- ¿Eh? ¿Cómo? ¿Ah? No puede ser.
- Pero lo es...
- Estás mintiéndome.
- (Exhalación) - Humanos, no entienden nada, pero creen entenderlo todo. ¿Cuando dejará de ser soberbia tu especie?
- Mh, a ver, intentaré seguirte, si me has traído del futuro quiere decir que puedes enviarme allá, verdad?
- Mmmmhhh, sí, sí puedo, pero no creo que quieras que lo haga...
- ¿Cómo que no? ¡Debe ser espectacular! Bueno, para vos no debe ser tan fascinante...
- No la verdad que no, si me permites decirlo, viajar hacia adelante es sinónimo de tirar tiempo a la basura, literalmente. El tiempo es como un árbol con infinitas ramas y nuestro universo, todo nuestro universo no es más que una pequeña molécula fluyendo desde la raíz hasta las verdes hojas... es posible rebobinarlo y escoger otra rama... pero es inevitable pasar por el tallo del destino...

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Mariana se queda parada, quieta, en el centro del pequeño grupo que está a pie. Ve todo en silencio. Las lágrimas le brotan silenciosas. Pero permanece seria.
Aylén queda a cargo de completar la defensa en el ala Oeste. Mauro, Ana y Natalia continúan adentro de un auto donde los vidrios estallan. La cabina comienza a bajar lentamente, por la pérdida de aire de las ruedas. Ana se agacha y Mauro se coloca encima de ella, tapándola. Natalia, en el asiento trasero se tira hacia un costado, sobre pequeños trocitos de vidrio. Mira al techo. Escuchando silbar las balas que atraviesan de ventana a ventana, que golpean el metal, que destrozan el plástico.

- ¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!

Rolando contrae los brazos, el auto se comienza a deslizar hacia la defensa de tierra que Santiago ha armado.

- Quedate atrás mío Pau. - Le dice Mariana a su amiga.
- ¿Qué?
- ¡PAU, TOCÁ A ROLO Y SÁQUENLE ESAS ARMAS DE ENCIMA! - Grita Santiago.
- ¡QUEDATE ATRÁS MÍO, PAU! - Grita Mariana.
- ¡¡Pero Mari, nos van a matar!!
- Quedate conmigo - Llora Mariana.

Rolando siente todo el peso muerto del auto con las ruedas desinfladas.

- ¡ROLO SACALES LAS ARMAS! - Grita nuevamente Santiago.

El auto se detiene. Rolando abre los brazos y cierra los ojos con fuerza, el entrecejo se comprime, las alas de la nariz se levantan junto con los labios, mostrando los colmillos. Siente el metal, siente el caos de balas rayando el espacio, es demasiado para su percepción. Simplemente se concentra y contrae los brazos. Alrededor de cincuenta armas de fuego, de diversos calibres y tipos vuelan de las manos que las portaban, otras catorce lo intentan pero la intensidad del tirón es mucho menor y logran retenerlas incluso siendo empujados hacia adelante y cayendo de pecho al piso. Las armas se acercan a la defensa que mantiene Aylén. Quedan del lado exterior del campo de fuerza.

- Len! Tenés que desactivar el campo para que podamos agarrar las armas.
- Estás loco?, nos tirotean de todos lados! Sacale las armas a los otros!
- Len expandí el campo!

Aylén reacciona, expande la gran esfera. Las armas quedan al alcance, junto con montones de balas inútiles que han impactado contra ella. Antonella, Santiago y Rolando agarran una cada uno.

- No pienso dejar de mantener este campo de fuerza! - grita Aylén mientras los tiros siguen impactando contra la gigantesca y semitransparente membrana que los protege, produciendo pequeñas ondas expansivas, como miles de gotas de muerte.

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- Mi compañero se especializa en el Espacio. Materia. Toda.
- Podemos violar muchas de las... ¿Cómo les dicen ustedes los humanos?... "Leyes de la naturaleza"- Rieron ambos.
- ... - Claudia no rió. - ¿Cual es el sentido de la vida? ¿Por qué existimos? - Preguntó casi seco.
- Y... ¿Qué le respodemos, Uno? Jaja! bueno, mirá, existen porque tienen que cumplir con la misión que estamos a punto de darles... - Le respondió la "segunda" voz.
- ...
- Jajajajaj! Nah! mentira! - Dijo. Luego suspiró largamente. Hizo unos instantes más de silencio y luego concluyó:
- Quieres que te diga la verdad?
Claudia dudó un momento y luego, no muy convencida de lo que iba a responder, contestó:
- Sí.
- Bien, ni siquiera nosotros sabemos por qué existimos, no sabemos cuál es el sentido de nuestra existencia, ni sabemos por qué tenemos poder. Tanto poder comparativamente con ustedes...

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Natalia ha quedado paralizada, mirando hacia arriba. Mauro continúa encima de Ana, los tiros contra el auto han cesado, pero continúan estallando contra la defensa de Santiago y Aylén. A Natalia le duele el hombro derecho. Está sangrando. Mucho. Mira hacia el cielo estrellado, ya no grita. Casi que agoniza. En silencio. Cuando algo cubre de oscuridad su cielo.

- ¡Hey! - Dice en voz alta.

El hombre, desde fuera de la puerta mete la mano, destraba la puerta desde el lado de adentro.

Mauro atina a girar y a concentrarse para que el tipo caiga desmayado sobre Natalia. Que ahora se desplaza hacia el costado con pavor y espanto.

- ¡¡Ahhhhhh !!- Grita.

Otros, varios, demasiados. Se acercan al auto corriendo, tienen las caras tapadas con pañuelos. Las desinfladas ruedas del auto comienzan a girar a duras penas. Desde la fortaleza que Aylén mantiene, Rolando y Paula lo están atrayendo.

Ana ya no piensa, ya no llora. el sonido pasa sin molestar ahora. Los segundos como horas, que se escurren de su mente, y ese fuego en el pecho que de pronto siente. Fuego que ahora es frío, frío que ahora es dolor. Gotas rojas le recorren su panza con sudor, Cuánto miedo cabe en una sola bala? Es ahora la voz la que le habla, y Ana ya no siente, ya no está. No su cuerpo, no su piel. Ya no. Y de pronto casi pidiendo permiso, un quejido brota sumiso, como saludando a la muerte y al silencio que ahora abraza. Como encontrando el destino de su suerte.

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- ¿Dónde está tu amigo Tadeo ahora, Claudia?
- En el hospital, recuperándose.
- No.
- ¿Cómo que no?
- No lo está. Ha muerto.
- Jaja. - Ríe en silencio Claudia.
La voz hace silencio verdadero, como ese silencio previo a las noticias terribles, como el silencio que vuelve borrosa la vista porque las lágrimas intuyen lo que sucede antes que uno mismo.
- No. - Repite Claudia. Intentando aclararse.
- Sí, la muerte le ha tocado a él. Y lo peor es que tengo incluso peores noticias...
- ¿Qué?
- En un terreno baldío, tus amigos están siendo asesinados. Uno a uno.
- ¡No puede ser!. - Grita Claudia y en el mismo preciso instante ve algo. De la nada en la que se encontraban inmersos, se diluye una realidad. Marino está llorando arrodillado en el barro que se ha armado con la sangre de Tatiana. Están al borde de una avenida, ningún vehículo pasa por allí un domingo a la madrugada. Y los pocos que pasan tienen el suficiente temor como para no frenar.
- ¡¡¡¡HIJOS DE PUTA!!!! - El eco de la voz de Marino retumba en la inmensidad del abandono. Tatiana ha muerto en los brazos de su novio. Entre lágrimas y sangre Marino se desmaya, la herida de su espalda es inmensa y borbotona sangre sin parar. A Metros del CPC de Monseñor Pablo Cabrera, dos cuerpos serán encontrados fallecidos con heridas de bala.

- No... - Repite Claudia, pero su voz tiembla porque sabe que es real.

La realidad se vuelve a diluir. Ahora aparece un auto, lleno de perforaciones de balazos desde todas direcciones. El cuerpo de Ana está inmóvil.

- ¡¿Por qué me mostrás ésto?! - Grita Claudia.

Tres metros más allá, hay tres cuerpos más, los dos de los lados son hombres con sus rostros tapados, partidos en dos partes a la altura del abdomen... el cuerpo del centro es el de Natalia.

- ¡¿Quién hizo ésto?! - Grita nuevamente Claudia.

Y la realidad es ahora un conjunto de cultivos, es David recostado boca abajo, mirando cómo sucede todo. Con sus fríos ojos azules resplandeciendo.

- ¡NO! ¡NO! ¡NO!¡NO!¡NOONO! ¡Dios NO! ¡VOZ!, ¡VOZ! ¡¿PORQUE ME HACES ESTO?! ¡¿POR QUE NOS HACES ESTOO!?

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Cientos de enemigos caen pero cientos más los reemplazan, algunos son engullidos por la tierra, otros caen con sus cerebros congelados, a otros les ha estallado el cuerpo en sangre, e incluso más de uno ha caído calcinado. Pero aún quedan muchos, muchísimos enemigos. Mauro y Santiago se ponen espalda con espalda, al lado de ellos, Aylén está tirada en el piso, el brazo izquierdo totalmente cubierto de sangre, ha perdido el antebrazo completo, pero con el derecho aún hace campos de fuerza.
Son ellos los únicos tres que aún siguen sobreviviendo en medio de la catástrofe.
Rafael ha sabido dar pelea, Mariana ha muerto boca arriba, viendo a su amiga Paula ser cercenada por David. Macarena con el cuerpo completamente espinado, y un caparazón como un lagarto armadillo, muerta a golpes en la cabeza. Rolando... disparo en la cabeza.
Maqui es la única que está medianamente a salvo, corre para encontrar ayuda y se encuentra con el macabro espectáculo en que se han convertido los cuerpos de Marino y Tatiana.

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- Esperá, esperá un poco ¿Qué nos va a dar a cambio ella si la enviamos de vuelta atrás?
- ¿Por qué nos tendría que dar algo a cambio?
- No sé... supongo...
- Déjenla volver, hay cosas que sólo yo puedo percibir, y en nombre de lo que percibo les digo que la dejen volver.
- No digo que NO la dejemos volver, simplemente que nos dé algo a cambio. Es justo, supongo.
- ¿Y qué puedo darles? Ya no me quedan amigos, no me queda humanidad. Lo perdí todo...
- ¿Estarías dispuesta a devolverme el favor?
- Sin duda alguna. - Respondió Claudia.
- Perfecto, ya voy a ver yo que hago...
[murmullos]
- Jajaja
- Hey! no le hagan nada malo!
- No gil! Vení que [murmullo]

Un tiempo después:

- Está bien.
- Jajajaja, está bien!
- Mmmm.... Está bien...

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- Marta! Martaa!! Martaaaaaa!!!

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